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APOLO Tecnología en Polímeros invierte en sostenibilidad e innovación con nueva fábrica en Rio Grande Do Sul


17.08.2023
APOLO Tecnología en Polímeros invierte en sostenibilidad e innovación con nueva fábrica en Rio Grande Do Sul

Con una inversión de R$ 24 millones, Apolo, empresa del grupo Marcopolo especializada en la producción de piezas poliméricas y de alta tecnología, inaugura su nueva fábrica en un área de 5.000 m² en Farroupilha, en Rio Grande do Sul. ocho años , la empresa apuesta por una estructura de fabricación de última generación para ampliar la capacidad productiva, enfocada a la demanda del mercado de piezas de plástico y productos con grafeno, en sustitución de artículos fabricados en acero.

En la nueva fábrica, más que inversiones en tecnologías e innovaciones que hagan más competitiva a la empresa, las acciones de responsabilidad socioambiental son diferenciales. En Apolo, el 60% de la plantilla profesional está compuesta por mujeres y la empresa invierte en varias iniciativas de sostenibilidad, como una línea de fabricación con bajo nivel sonoro, inferior a 55 decibeles, uso de agua de lluvia en los procesos productivos y energía fotovoltaica para abastecer a todos los instalaciones. La unidad también cuenta con la certificación ISO 27001, que garantiza el secreto y la confidencialidad en el desarrollo de los proyectos.

“Presentamos una fábrica de última generación para satisfacer la demanda de soluciones de alto rendimiento a precios competitivos. Desarrollamos proyectos personalizados para diferentes sectores del mercado, como empresas del segmento automotriz, industrias de maquinaria agrícola y equipos quirúrgicos, entre otros”, explica André Castilhos, director ejecutivo de Apolo.

Las nuevas máquinas instaladas en Apolo son todas inyectoras híbridas de termoplástico, es decir, con inyección eléctrica y cierre mecánico. Frente a la producción con equipos convencionales, la robotización de parte del proceso productivo supone una reducción del 20% en el tiempo de entrega de piezas y un ahorro del 30% en el consumo energético. La capacidad de producción superará la marca de 300 toneladas de plastificaciones por mes.

Atención a los recursos naturales

Entre las preocupaciones de Apolo están los impactos ambientales causados ​​por sus operaciones. En la estructura interna de las oficinas, las paredes son de ladrillos producidos a partir de desechos plásticos. Se utilizaron más de 4.000 kilogramos de residuos plásticos para producir 7.500 ladrillos.

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La planta es prácticamente autosuficiente en el uso de agua y electricidad de la red. Las cisternas instaladas en el techo para recoger el agua de lluvia cubren la demanda mensual de 360.000 litros y el agua reutilizada se utiliza en procesos como la refrigeración de moldes y refrigeración de motores y máquinas. 

En cuanto a la energía, la empresa utiliza energía 100% fotovoltaica y la estructura actual tiene capacidad para producir alrededor de 500 kVA (kilovoltampere) por mes. 

“Nos basamos en el concepto de sustentabilidad para estructurar nuestras instalaciones. Pensamos en todos los detalles, desde la reutilización de residuos industriales y el uso de soluciones libres de componentes tóxicos, como los desmoldeantes. Más que la calidad de nuestros productos, también esperamos ser reconocidos por nuestras iniciativas a favor del medio ambiente”, destaca Castilhos.

Apoyo a la comunidad local

Instalado cerca de los barrios de Vila Nova y Vila Esperança, Apolo y la Fundación Marcopolo se unieron para contratar profesionales de estas regiones y contribuir al desarrollo de la economía local. Actualmente, 12 profesionales que trabajan para la empresa viven en estas comunidades.

Con el apoyo del gobierno local, los habitantes de la región cuentan con el proyecto Escuela de Creatividad Marcopolo, una iniciativa que en 2022 atendió a 360 estudiantes, hijos/dependientes de los empleados de Marcopolo y sus sucursales, y estudiantes del Proyecto Escuelas, y tiene como objetivo ampliar capacidad creativa y formar ciudadanos conscientes para actuar en la realidad en la que están insertos. En Farroupilha, sólo en los primeros meses de este año, el proyecto asistió a 38 jóvenes en talleres de hip hop, así como a 15 madres en cursos de artesanía.